Al principio,
la tierra de Eanna estaba formada por un único gran continente, conocido con el
nombre de «Ganden».
Doce reinos gobernaban la tierra guiados por los descendientes de los doce
Antiguos, quienes a su vez reposaban su espíritu dentro de doce bestias creadas
de piedra, una gran paz inundaba la tierra de Eanna y los reinos prosperaron y
sus habitantes se multiplicaron. Así fue que ocurrió en el primer milenio.
Durante el
segundo milenio, los monarcas quisieron expandir sus territorios y comenzaron a
luchar por el control total de la tierra de Eanna, cada generación la guerra se
tornaba más violenta y las armas utilizadas fueron cada vez más destructivas,
pese a su gran poder, los Antiguos fueron incapaces de detener las acciones de
los doce reinos, por lo que decidieron rediseñar la tierra de Eanna de forma
que estos no pudieran luchar entre ellos, este milenio es conocido como «La Gran Guerra».
Los Antiguos
separaron la tierra en doce partes y elevaron estas islas sobre los cielos,
dejando en el fondo un único mar, una isla por cada reino, una isla por cada
raza, y así asegurar que los habitantes de Eanna no se destruyeran entre sí,
luego de la separación, la Gran Guerra finalizó y el tercer milenio comenzó, los
doce Antiguos entraron en un sueño del que aún no han podido despertar.
Las Doce Islas
se encuentran flotando a diferentes altitudes del océano, dependiendo de su
ubicación las condiciones climáticas varían, por lo que no necesariamente dos
islas cercanas compartirán las mismas condiciones. A mayor altitud el clima
será más frío, mientras que a menor altitud el clima será más cálido llegando a
ser incluso desértico. Existen polos magnéticos en el norte y en sur de Eanna,
pero son zonas que solo poseen océano por lo que son prácticamente inaccesibles
ya que todos los instrumentos electrónicos fallan al ingresar a dichas zonas.
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